Así como muero por pensarte, muero por olvidarte. Arrepentirme, odiarme. Anularme hasta ser parte de todo sin ser parte de nada, estar en la nada, no existir, verlo todo desde afuera, pero no afuera de todo, de ti, de mi, de ustedes y del concreto, ser parte del aire, abrazar el viento, solo un poco de lo que merezco. Ser nada, nada en la nada y de la nada, y si sueno redundante es porque no necesito rebuscarme con sinónimos y ripios inútiles, porque aunque todo sea igual, se pondrá diferente en algún momento. Con el tiempo, con la distancia, con el color.
Ser nada, no ser nada. Hundirse en el sopor oscuro de la soledad, correr, correr, correr, no encontrar final, no recordar el principio, olvidar por completo el camino recorrido y luego llorar.
Así como un susurro se confunde en el ruido de la noche, me voy, me consumo, me pierdo y al no estar, soy omniscente. Parte de un todo, un retazo de la nada.
Ser nada, no ser nada.
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